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Qué es un ozonizador: funciones y beneficios para conseguir un ambiente limpio

El poder del ozono es algo que se conoce desde hace casi doscientos años, pero su utilización y su difusión tanto a nivel industrial como particular no ha tenido lugar hasta hace unos años. El ozono es un gas que se encuentra de manera natural en la atmósfera y que conforma la capa que rodea a la Tierra, protegiéndola de los efectos perjudiciales de los rayos del sol. Un potente oxidante que no resulta contaminante y que resulta muy eficaz y económico para limpiar el ambiente.

La cuestión es que el ozono no puede venderse envasado, ya que al ser más inestable que otros gases, al cambiar de temperatura y desplazarse a otro lugar, termina convirtiéndose en oxígeno con gran rapidez. Así pues, es necesario producirlo artificialmente en el momento y lugar en el que va a usarse.

Por eso, se han creado aparatos conocidos como ozonizadores que tienen la capacidad de crear ozono de manera artificial, con el objetivo de limpiar, desinfectar y purificar el aire y eliminar los malos olores. Pero también son muy útiles para la depuración de aguas y en determinados tratamientos médicos. Además, con la ventaja de que no necesita de muchos cuidados para su mantenimiento.

¿Dónde se usan los ozonizadores?

El ozonizador se enchufa a la electricidad, tomando el oxígeno directamente del medio ambiente y transformándolo en ozono. Después de usarse, el ozono vuelve a convertirse en oxígeno, eliminando los microorganismos y los malos olores sin dejar ningún residuo en el ambiente, lo que resulta muy beneficioso para limpiar, desinfectar y mejorar la calidad del aire de cualquier lugar cerrado. ¿Dónde? Tanto en la industria alimentaria como en el tratamiento de aguas, en la industria, en el sector de la hostelería y la restauración, en las oficinas o en casas particulares.

El uso de ozonizadores domésticos es ideal, por ejemplo, para aquellas personas que están convalecientes o enfermas. Y, obviamente, también es beneficioso para la salud de todos los miembros de la familia que viven en la vivienda, sobre todo, si hay alguien que es alérgico al polvo, al polen, a los ácaros o a los pelos de mascotas. Y si lo ponemos en el frigorífico, evitaremos el contagio entre alimentos, alargaremos su vida útil e impediremos que los olores se mezclen.

De hecho, son cada vez más los agricultores y profesionales de la industria alimentaria los que utilizan ozonizadores para almacenar y conservar las frutas y verduras, lo que no solamente mejora la calidad del producto, sino que también resulta más barato y más saludable.

Pero además, combinado con el ionizador en dispositivos concretos o en purificadores que incorporan otras tecnologías como filtros, rayos UVA o iones, el ozono ayuda a desodorizar y limpiar el aire, eliminando el olor del tabaco y de la comida, creando un aroma más puro y natural dentro de las estancias. Y también se mejora el bienestar y el confort dentro de la vivienda, ya que se neutraliza la carga electroestática que provocan los aparatos electrónicos y materiales tóxicos y plásticos.

Por otra parte, en el terreno terapéutico, son muy eficaces para tratar determinadas dolencias, como la gingivitis, la dermatitis, el acné, los eccemas, los dolores, musculares, los hongos en los pies, las contusiones y los traumatismos, entre otros muchos. Y es que los ozonizadores no solamente sirven para purificar el aire, sino también el agua con el que nos lavamos o con la que nos enjuagamos la boca. Agua que también puede servir para dar de beber a nuestras mascotas y bañarlas, para regar las plantas y conseguir un crecimiento más vigoroso o para limpiar la casa y todos los accesorios, como los teclados de los ordenadores, el ratón, etc.

En definitiva, los ozonizadores cuentan actualmente con numerosas aplicaciones, siendo una inversión altamente rentable tanto para nuestro negocio como para mejorar la salud y proporcionar un mayor grado de bienestar a los nuestros.

Autor

Sandra Rodriguez es Terapeuta ocupacional y Tecnico orto protésico. Se graduó con el título de Terapia ocupacional en la Universidad de Salamanca y posteriormente se especializó como Tec. Orto protésico por esta misma universidad. Su experiencia profesional como terapeuta ocupacional pasa por el mundo de la Neurorehabilitación en el Hospital Nisa Valencia al Mar de Valencia y el mundo de la geriatría en la Residencia Cibeles de Salamanca. Inició su carrera como Técnico orto protésico en el año 2017 en la Ortopedia Hedasa Prosalud situada en Salamanca donde ejerce en la actualidad.
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