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Baños públicos adaptados para PMR: claves para mejorar la accesibilidad

Cada día, millones de personas en nuestro país utilizan los baños públicos en empresas, universidades, centros comerciales, bares y restaurantes. Por esta razón, es fundamental ocuparse de que estas instalaciones cumplan tanto con las normas de sanidad como de seguridad y de accesibilidad que requieren las personas con movilidad reducida (PRM).

Generalmente, los baños se dividen entre los de hombres y mujeres, y normalmente es el de mujeres el que incluye el acceso a este tipo de personas. Pero, ¿cuáles son las características que deben tener los baños públicos adaptados a personas con movilidad reducida? ¿Y qué clase de material de ortopedia es aconsejable instalar en ellos? ¡Vamos a verlo!

Distribución de los sanitarios en baños públicos adaptados

El inodoro, el portarrollos, el lavabo, el espejo, el secador de manos y el dispensador de jabón son los elementos esenciales que nunca deben faltar en un baño público. El problema es que, cuando el espacio disponible es muy pequeño, es muy importante estudiar muy bien la colocación de todos ellos para que no solamente resulte cómodo para aquellas personas que no tienen problemas de movilidad, sino también para las que si los tienen y necesitan poder acceder con facilidad.

De hecho, uno de los elementos clave que diferencian los baños públicos adaptados del de nuestra vivienda es precisamente la accesibilidad. Nuestra sociedad, desde hace ya varias décadas, se ha ido concienciando de la importancia que tiene la supresión de barreras arquitectónicas en las ciudades para que las personas con movilidad reducida puedan desplazarse sin problemas. Algo que también se ha ido extendiendo a los baños gracias a la propia legislación que lo regula.

No es necesario tener un gran baño para ello en nuestro establecimiento, sino que sepamos distribuirlo todo bien para que cualquier maniobra que se lleve a cabo con una silla de ruedas, con un carrito de bebé o con cualquier otro problema de movilidad sea sencillo. Eso sí, tampoco debe ser muy pequeño, ya que la silla o el carrito debe contar con un diámetro de movilidad mínimo de 1,5 metros dentro del baño. En el caso de que no sea posible, el inodoro debería colocarse lo más lejos posible de la puerta y que sea el lavabo lo que esté más cerca. Además, hay que tener en cuenta que la puerta nunca debe abrirse hacia el interior, evitando así que se convierta en un estorbo.

Inodoro

A la hora de comprar un inodoro para personas con movilidad reducida hay que tener en cuenta dos aspectos. Hay que dejar un espacio de 80 cm a cada lado del mismo para que el usuario pueda trasladarse sin problemas hasta el mismo desde la silla de ruedas. Y la altura debe ser de entre 46 y 48 cm.

Espejo

En los baños públicos adaptados a personas con movilidad reducida los espejos deben ser planos. Hace unos años se utilizaban los espejos inclinados, pero ya no, pues no son cómodos para los usuarios PMR. Además, debe situarse nada más terminar el lavabo para que una persona sentada en una silla de ruedas pueda verse sin dificultad.

Lavabo

El lavabo no debe contar con faldón o pedestal que dificulte el acercamiento del usuario con la silla de ruedas. Además, la altura máxima debe ser de 80 cm  y la altura libre inferior de 70 cm. En cuanto a la grifería, siempre debe ser de tipo palanca para que no haya que hacer demasiadas maniobras para poder usarlo. Y si es con sensor, mucho mejor. Estando situado como máximo a 40 cm para que la persona pueda utilizarlo sin problemas mientras permanece sentada.

Accesorios para baños públicos adaptados: la importancia del material de ortopedia

Además de los sanitarios y el espejo, en los baños siempre encontramos otros accesorios como secamanos, dispensador de jabón, portarrollos o, incluso, secador de pelo. Para que el baño sea accesible para personas con movilidad reducida, estos elementos jamás deben estar a más de 1,10 metros desde el suelo. Y el papel higiénico debe colocarse a una distancia máxima de 40 cm para que la persona pueda llegar hasta él estando sentada. Por otra parte, es fundamenta instalar barras, asideros y otro material de ortopedia para facilitar la movilidad de las personas con movilidad reducida en este tipo de servicios.

Autor

Sandra Rodriguez es Terapeuta ocupacional y Tecnico orto protésico. Se graduó con el título de Terapia ocupacional en la Universidad de Salamanca y posteriormente se especializó como Tec. Orto protésico por esta misma universidad. Su experiencia profesional como terapeuta ocupacional pasa por el mundo de la Neurorehabilitación en el Hospital Nisa Valencia al Mar de Valencia y el mundo de la geriatría en la Residencia Cibeles de Salamanca. Inició su carrera como Técnico orto protésico en el año 2017 en la Ortopedia Hedasa Prosalud situada en Salamanca donde ejerce en la actualidad.
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