Las lesiones deportivas son todas aquellas lesiones que se producen durante la práctica de un deporte o durante el ejercicio físico, ya sea por accidente o como resultado de malas prácticas de entrenamiento o un uso inadecuado del equipo de entrenamiento. Las más comunes son las de rodilla, los esguinces, las torceduras de ligamentos, los desgarros musculares y de tendones, la hinchazón muscular, las del tendón de Aquiles, el dolor a lo largo de la tibia, las dislocaciones y las fracturas.
Existen dos tipos de lesiones deportivas: agudas y crónicas. Las primeras suceden de manera repentina mientras estamos haciendo ejercicio, mientras que las segundas tienen lugar después de practicar un deporte durante mucho tiempo, provocando dolor o hinchazón mientras se realiza el ejercicio o incluso mientras se está en reposo.
Es importante que nunca se intente aguantar el dolor de este tipo de lesiones, ya que seguir solamente terminará por agravar la lesión y muchas de ellas deben ser examinadas por el médico de inmediato. Entre los tratamientos, encontramos los siguientes: los antiinflamatorios, la inmovilización, la cirugía, el reposo, la rehabilitación y otras terapias como las compresas frías o de calor, las ondas sonoras, la fisioterapia o la electroestimulación. En el caso de que se requiera de rehabilitación deportiva, no hay de qué preocuparse, al menos en la mayoría de los casos, ya que en la actualidad los tratamientos son muy buenos y un alto porcentaje de las personas que se lesionan, consiguen recuperarse y pueden volver a practicar ejercicio de nuevo.
Una vez que se ha producido la lesión, las medidas que se adoptan en el proceso de rehabilitación deportiva son complejas y requieren de una buena coordinación por parte del equipo de médicos y de una buena comunicación con el deportista para afrontar la gestión del programa desde una perspectiva global que abarque todos los aspectos tanto físicos como psíquicos y sociales. Un proceso que busca la reeducación funcional del deportista y que tiene por objetivos anticiparse a la aparición de la lesión y, en el caso de que esta se produzca, favorecer el regreso lo antes posible a la actividad deportiva en las mismas condiciones que antes de lesionarse. El proceso se divide en tres fases:
Recuperación
Una vez que se ha producido la lesión, ésta deberá ser diagnosticada y el equipo de medicina deportiva y fisioterapia deportiva tendrá que planificar una estrategia terapéutica para la recuperación y para evitar posibles recaídas. En esta primera fase, puede que sea necesario un periodo de reposo, en algunos casos, acompañado de inmovilización activa, pasiva o hidroterapia, de manera que las estructuras afectadas recuperen su funcionalidad perdida. La etapa termina cuando el paciente es capaz de llevar una vida con normalidad y realizar actividad como andar y subir escaleras sin
dificultad.
Readaptación
El objetivo concreto de esta etapa de la rehabilitación es que el deportista pueda realizar de nuevo aquellas habilidades básicas deportivas que afecten a la zona lesionada, como saltar, correr, nadar o lanzar, y con el nivel de exigencia comparable al de otro deportista de la misma especialidad sin sufrir lesión alguna.
Reentrenamiento
El objetivo de esta última etapa es que el deportista logre realizar la actividad técnica propia del deporte con el grado de destreza y habilidad progresivo, en los que se ha visto modificada la función anatómica, como lanzamientos, golpeos, saltos, aceleraciones o cambios de dirección. Es muy importante que antes de volver al terreno de juego, el equipo se asegure de que no existen molestias y que los riesgos de sufrir una recaída son bajos. Por esta razón, es necesaria una supervisión exhaustiva por parte del preparador físico, así como un intenso calentamiento previo al ejercicio y la aplicación de hielo de forma inmediata después de realizar la actividad deportiva.
Además, en el caso de que se trate de deportes de oposición-colaboración, habrá que ir introduciendo las variables necesarias para que el deportista se introduzca en el equipo con la mejor forma física posible y que pueda integrarse en él con facilidad tanto a nivel psíquico como social.