Aunque nos jactemos de que la dieta mediterránea es la más sana del mundo, lo cierto es que los españoles seguimos suspendiendo en alimentación. Consumimos demasiadas grasas y proteínas y muchas veces nos olvidamos de los hidratos de carbono. Y no sólo eso, sino que además comemos de manera desordenada y descompensada, y llevamos una vida sedentaria. Algo que se grava todavía más cuando llega la Navidad, cuando la mayor parte de nosotros cogemos algunos kilos de más que luego pasamos el resto del año intentando eliminar.
En primer lugar, debes saber que las dietas saludables se basan en la compensación. Si, por ejemplo, tomamos un plato muy graso, debemos intentar compensar después con otros más ligeros para intentar evitar coger peso. Pero también es muy importante aprender a controlar las raciones y no llenar el plato hasta arriba, especialmente si se trata de una receta con mucha grasa o azúcar. Además, los expertos recomiendan realizar cinco comidas al día. De hecho, muchas veces es más importante la frecuencia que lo que comemos. Y es que, si llegas a la cena con hambre, lo más normal es que la cantidad que infieras sea mayor. En cambio, si hacemos cinco comidas al día, mantendremos nuestro metabolismo activo y nuestro cuerpo gastará más energía.
Pero independientemente de esto, es obvio que debemos intentar evitar los alimentos ricos en calorías y con alto contenido en grasas y azúcares, muy propios de estas fechas. Lo que no tiene por qué estar reñido con disfrutar de una deliciosas comida o cena de Navidad. Para demostrártelo, a continuación te traemos algunas alternativas muy saludables a los tradicionales platos que se suelen preparar en estas fechas.
Entrantes
Para reducir las calorías en los entrantes y evitar los alimentos grasos, podemos apostar por el marisco, una degustación de ensaladas, salmón ahumado, frutos secos, conservas de pescado o embutidos magros como el jamón serrano o el lomo embuchado.
Platos principales del menú
Para el plato principal, puedes optar por una sopa o una crema, que además de calentar el cuerpo, contienen menos calorías que otras opciones. Por ejemplo, puedes cocinar una sopa de marisco, un consomé, una crema de verduras o un caldo de fideos.
Para el segundo plato, muchas personas eligen carne al horno, como el cabrito, el cochinillo, el pavo o el cordero. Pero lo cierto es que hay platos muy ricos que contienen mucha menos grasa y menos calorías, como la merluza, el besugo, la dorada, la lubina o el rape. No obstante, si no eres capaz de renunciar a la carne, siempre es mejor optar por carnes más magras, como el pollo o el pavo. Siempre cocinados al horno, ya que de esta forma evitaremos usar tanto aceite y conseguiremos que los alimentos no pierdan tanta agua y que conserven todas sus vitaminas y minerales. Lo que además hará que la carne esté más jugosa y sabrosa.
Como guarnición, lo mejor es decantarse por algo de verdura y si quieres hacer una salsa, sustituye la mantequilla o la nata por leche evaporada. Gracias a ello, lograrás la misma consistencia, pero reducirás la cantidad de grasa. También puedes optar por el aceite de oliva, el vinagre, la salsa de soja, el limón o una vinagreta.
Postre
Para que la digestión no sea muy pesada, lo ideal es elegir fruta para el postre. Hay mil formas de preparar platos sanos, creativos y deliciosos. Por ejemplo, una compota de manzana, pasas, ciruela y orejones.
Si quieres poner los tradicionales mantecados, polvorones, peladillas o frutas escarchadas, déjalas para el café, a modo de capricho. Además, decántate por las versiones bajas en azúcar. Eso sí, ten cuidado, ya que hay algunos de estos productos que aunque no contienen azúcar, cuentan con un contenido calórico muy parecido porque llevan grasa. Con lo cual, lo más recomendable es mirar bien las etiquetas.
El brindis
La bebida también es habitual en las fiestas navideñas. Los vinos y el champán no suelen faltar en la mesa. Pero si no quieres excederte con la bebida, lo mejor es optar por la sidra o por la cerveza (mejor sin alcohol). En el caso de que vayas a coger el coche, recuerda que la mejor opción es siempre el agua.
En cualquier caso, recuerda que la Navidad no dura todo el mes y que las comidas copiosas solamente suelen darse en los cinco o seis días importantes. El resto de la semana, puedes volver a llevar una alimentación sana, variada y equilibrada.